Juegos sangrientos a la luz de la luna~

El parque parecía diferente a la luz de la luna, que vacilante iluminaba con luz trémula y cambiante creada por las suaves nubes que de vez en cuando se las arreglaban para atraparla entre sus fauces. Por eso, el sitio parecía siniestro y extraño, casi tenebroso. Era el ambiente perfecto para causar discordia, con ese brillo irreal y esas sombras crecientes y decrecientes por momentos.

Todo eso supo Tsumi cuando atravesó las puertas del sitio, en una danza que consistía en dar vueltas sobre las puntas de los pies y zancadas de cuando en cuando, creando una secuencia cuanto menos extraña, tal y como era ella. Sus cabellos se balanceaban con suavidad a su espalda, desordenados y pálidos, y sus ojos de mirada chueca parecían decolorados. Sin embargo, en sus labios reinaba una sonrisa tan grande que parecía una mueca. No sabía con seguridad si la peliblanca de la biblioteca la seguía, pero no le importaba demasiado. La idea de matar empezaba a hacerse un lugar cada vez más grande en su mente, borrando todo pensamiento coherente salvo aquel que daba letras a su voz, haciendo que llevara su propia banda sonora.

"Don't you see their bodies burning?
Desolate and full of yearning,
Dying of anticipation,
Choking from intoxication,
Don't you see their bodies burning?
Desolate and full of yearning,
Dying of anticipation,
Choking from intoxication,
I want you to be left behind those empty walls,
Told you to see from behind those empty walls..."

seguia a la pelirroja mientras ella creaba piruetas extrañas al caminar, mis paso a su vez sigilosos tambien eran como danzantes, pero mi danza se parecia mas a la de una bailarina... suaves y con poca exprecion,...
mire como la chica cantaba y sonrei tras su locura, que mas daba que la gente despertara mejor aun asi habia publico...
Mire a lo lejos unas pequeñas luces que me indicaban el lugar donde estaba aquella pequeña criatura cuadrupeda, sonrei tras ver que los pequeñios faros que realmente eran sus ojos, brillaban acercandose... tome a su vez mi navaja que ya antes le habia mostrado a la pelirroja y poniendome en posicion de ataque dije:
-¿Y bien como te agrada mas Tsumi correr y jugar antes de verlo su ultima mirada dar?¿o simplemente enterrar el arma y ver como su ultimo respiro emana?

Las palabras no estaban buscadas, era cordial en mi que ante una muerte me volviera un poco mas educada, solo para dar un buen adios a todo aquel que me hubiera propuesto, lo veia divertido y mas aun lo veoa interesante...
Espere a que la pelirroja hablara mientras la navaja iba y venia entre mis manos rozando lentamente mi pecho para causar la idea de que meditaba algo...

La chica parecía seguirla, realizando también danza, aunque de forma menos extrovertida que la pelirroja, que una vez que llegó a un punto donde la luz de la luna llegaba al suelo se limitó a dar vueltas y más vueltas, sin marearse al parecer, mientras que su compañera parecía examinar el lugar. Continuaba convirtiendo su voz en todas, sin importarte que la escucharan y las riñeran. No le importaba nada: cuando un juego empezaba sólo importaba la caza.

Y hablando de caza, la peliblanca -cuyo nombre aun desconocía, curiosamente- preguntó acerca de sus preferencias, al mismo tiempo que tomaba una posición que en la mente de la chiquilla se asemejaba a un gato a punto de saltar sobre su presa. Llevándose un dedo a los labios y cesando las vueltas, tomó un aire pensativo mientras sus ojos se dirigían al cielo.

- Los juegos, juegos son... ¿qué tiene de divertido que la presa no se pueda mover desde el principio?- preguntó, en un arranque de lo que parecía cuerda lógica, con un tono de obviedad infantil que no cuadraba con aquella observación. O quizás sí. No importaba demasiado.

Off: Chiquipost... sorry, ando sin inspiración >///<

Mire como aquella creatura se acercaba mas, ¿la pelirroja? ella dijo algo y simplemente segui con mi juego, me entantaba la idea de jugar un rato con aquel animal... mientras mas cerca estaba mi posicion se hacia mas marcada a la de un felino que acaba de encontrar a su presa... gire un poco para quedar bien frente a el cuando se acerco en su totalidad vislumbre que algunos mas se acercaban... maravilloso esa aura que me atrapaba cada que la sangre se agolpaba en mi rostro hacia que todo fuera mas facil, la criatura que tenia mas cerca fue la primera presa... un movimiento de mi suave mano hizo que un aullido saliera de aquel animal, parte de su oreja habia caido al suelo y para hacerlo mas interesante la tome y con mi lengua probe el sabor que tanto me gustaba, la sangre tras mi ataque....
-Vamos Tsumi el pequeño se que se defendera..-Mis palabras irrumpieron el silencio que habia tras el aullido de aquel sabuezo...
Encontre que su mirada hiba hacia mi con rabia, me regalo unos gruñidos antes de corres hacia mi, mi cuerpo lijero me ayudo a correr mientras jugueteaba con mi navaja ensangrentada y cantaba:
Vamos pequeño ven ami
Moriras asi lo decidi
Vamos pequeño gruñe mas
Asi a todos despertaras...
Muerte pequeño y tranquilidad
Muerte y una linda libertad....

La peliblanca se había puesto en acción rápidamente, sin dudar. Estaba claro que iba a por todas. Ella, en cambio, se había tomado las cosas más con calma -algo inusual-, para pararse a mirar aquellos animales que no había visto en sus anteriores vagabundeos, cosa que le resultaba curiosa. De igual manera, también lo había hecho para soltar el libro que llevaba atado a ella, y dejarlo con delicadeza en uno de los bancos que había ahí, lejos del lugar donde se haría la sangre. Tras contemplarlo tiernamente por ultima vez, se separó de el y se llevó una de las manos a los labios.

Sus ojos, que habían desprendido un ligero brillo con el libro, volvieron a apagarse, a quedar vacíos. Sus labios se tornaron en una gran sonrisa sádica que fue tapada por su mano unos breves segundos, mientras sus dientes atrapaban lo que quedaba de una pálida cicatriz y obligaban a la piel a quebrarse bajo su presión, dejando que la sangre surgiera en rápidos hilos que pronto empezaron a condensarse en el centro, mientras giraban, hasta formar la sierra de su Branch of Sin. ¿Quien necesitaba más armas que esa?

Surcó el terreno tras ella, que había encontrado su rival en uno y ya le había herido, pasando a su lado con la brevedad de un suspiro, pasando a ser la contrincante de la segunda presa más cercana, que ya podía ver lo que pasaba con su compañero y acudía en su rescate. Al verla, le enseñó los dientes y tomó postura defensiva, pero al ver que no se inmutaba se lanzó a saltar, para derribarla. Su sierra pareció una simple sombra cuando interceptó una de las patas y la seccionó por la mitad, repeliendo el ataque.

La peliblanca comenzó a cantar. Sus versos se mezclaron con las carcajadas desquiciadas que surgieron de la pelirroja.