Pasillos, arañas y caprichos
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Pasillos, arañas y caprichos
Llevaba varias horas persiguiendo a esa arañita a lo largo de todos los pasillos de aquel sector en el que estaban encerrados. "El corral", como lo había bautizado ella mentalmente porque todos eran pajaritos, estaba bajo tierra y por eso pocos bichitos eran visibles por ahí a parte de los del parque, por lo que al ver a aquella bolita negra en vez de matarla se había dedicado a perseguirla, buscando su escondite con la esperanza de encontrar más como ella y llevarlas a su habitación. Empezaba a necesitar un entretenimiento por las noches más que jugar con las garras del sombrío.
A pesar de que había, supuestamente, mucha gente allí, no se había cruzado con nadie en su trayectoria. Tampoco le daba demasiada importancia: ya lo maldeciría después, cuando ese pequeño entretenimiento espontáneo hubiese llegado a su fin. El arácnido, en un pequeño arranque de velocidad, como si supiera vigilado, dobló una esquina rápidamente... y perdió de vista a la araña.
Miró de un lado a otro, buscándola con ahínco. No había desaparecido. Estaba ahí, de eso estaba segura. Nada desaparecía así porque sí en aquel sitio. Salvo las personas que lo hacían con el juego del carnaval (del que no conocía mucho porque nunca la habían llamado y, para qué mentir, no le prestaba demasiada atención a los demás cuando hablaban sobre ello) o sin motivo. Eso último era más frecuente, pero tampoco importaba. En ese momento solo importaba la araña. Y justamente entonces la localizó: se dirigía a un pequeño agujerito allá donde el techo y la pared se cruzaban. Y se perdía de vista por ahí.
Se pegó a la pared y estiró el brazo a todo lo que llegaba, que no era mucho. Sin embargo, no desistió, sino que se puso de puntillas y empezó a dar saltitos, como si pudiera llegar con eso. Lo necesitaba. No tenía nada de gracia conocer el escondite si no podía llegar a él. Se limitó a permanecer allí, tratando de llegar al sitio o pasar el tiempo hasta que su nuevo juguete apareciera por donde se había ido, con la ciega obstinación de un pequeño niño caprichoso.
Justo lo que era ella.
A pesar de que había, supuestamente, mucha gente allí, no se había cruzado con nadie en su trayectoria. Tampoco le daba demasiada importancia: ya lo maldeciría después, cuando ese pequeño entretenimiento espontáneo hubiese llegado a su fin. El arácnido, en un pequeño arranque de velocidad, como si supiera vigilado, dobló una esquina rápidamente... y perdió de vista a la araña.
Miró de un lado a otro, buscándola con ahínco. No había desaparecido. Estaba ahí, de eso estaba segura. Nada desaparecía así porque sí en aquel sitio. Salvo las personas que lo hacían con el juego del carnaval (del que no conocía mucho porque nunca la habían llamado y, para qué mentir, no le prestaba demasiada atención a los demás cuando hablaban sobre ello) o sin motivo. Eso último era más frecuente, pero tampoco importaba. En ese momento solo importaba la araña. Y justamente entonces la localizó: se dirigía a un pequeño agujerito allá donde el techo y la pared se cruzaban. Y se perdía de vista por ahí.
Se pegó a la pared y estiró el brazo a todo lo que llegaba, que no era mucho. Sin embargo, no desistió, sino que se puso de puntillas y empezó a dar saltitos, como si pudiera llegar con eso. Lo necesitaba. No tenía nada de gracia conocer el escondite si no podía llegar a él. Se limitó a permanecer allí, tratando de llegar al sitio o pasar el tiempo hasta que su nuevo juguete apareciera por donde se había ido, con la ciega obstinación de un pequeño niño caprichoso.
Justo lo que era ella.
Tsumi- Mensajes : 2555
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
Iba caminando por un pasillo no tenia gran cosa por hacer asi que solo paseaba un poco cuando me encontre con una chica pelirroja que saltaba tratando de encontrar algo en la pared.
- Hola me llamo Jun, Jun Ezomori- me presente- ¿Necesitas ayuda? si quieres podria ayudarte yo- le ofreci sonriendo.
- Hola me llamo Jun, Jun Ezomori- me presente- ¿Necesitas ayuda? si quieres podria ayudarte yo- le ofreci sonriendo.
Jun Ezomori- Mensajes : 112
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
A pesar de no cejar en su empeño, su rostro empezaba a variar según sentimientos, haciendo un variopinto de lo más extravagante que habría hecho que cualquiera que la viera deformar su rostro de la ira hasta el llanto y la sonrisa sádica echara a correr al contrario. No obstante, su rostro de vez en cuanto volvía al estado neutro, como si fuera una máscara más. Como si cambiara de máscara continuamente. En uno de esos, mientras seguía saltando si descanso, mientras las lágrimas de las máscaras de tristeza que había derramado todavía decoraban su rostro, una voz flotó por el aire e hizo que se detuviera.
Ladeó la cabeza, como si tratara de escuchar mejor, pero en realidad estaba tratando de salir de su mundo para entender el significado de las palabras. Cuando al final lo logró y empezó a descifrarlas, nuevas palabras cruzaron el aire, revelando que su emisor estaba cerca. Y tanto, como que estaba a unos pocos pasos, se percató cuando se giró para ubicarlo. Se quedó mirándolo fijamente durante unos instantes, repasándolo de arriba a abajo y de abajo a arriba de forma tan fija que podría resultar intimidante. A ella no le importaba. Mientras que lo hacía, las palabras vagaban por su mente, buscando su significado. Pasaron largos minutos hasta que lo hicieron.
- Jun, Jun Ezomori- repitió, con voz suave de uña pequeña. Algo debió parecerle divertido, pues soltó una risita una vez lo hizo y volvió a repetir su nombre.- Jun, Jun Ezomori.
Se acercó a él dando ligeros saltitos, hasta situarse a su frente. De nuevo, como con su último encuentro con aquella chica peliblanca, la diferencia de alturas era más que notable. Con el chico que tenía en frente lo era aún más, pero ella no parecía intimidada. Al contrario, se acercó a él aun más, hasta quedar a un escaso metro y le dirigió una mirada más penetrante. Había algo en él que le recordaba a la albina, quizás el olor o quizás el instinto, sin embargo era lo bastante fuerte para que ella se percatase. Tampoco le dio mucha importancia. De limitó a dar una vuelta con su andar de conejito alrededor del chico, hasta que volvió a su frente.
- ¿Ayuda? ¿Sabes cazar arañas, Jun, Jun Ezomori?- preguntó con total normalidad, sin abandonar el tono infantil, como si nada hubiera pasado.
Ladeó la cabeza, como si tratara de escuchar mejor, pero en realidad estaba tratando de salir de su mundo para entender el significado de las palabras. Cuando al final lo logró y empezó a descifrarlas, nuevas palabras cruzaron el aire, revelando que su emisor estaba cerca. Y tanto, como que estaba a unos pocos pasos, se percató cuando se giró para ubicarlo. Se quedó mirándolo fijamente durante unos instantes, repasándolo de arriba a abajo y de abajo a arriba de forma tan fija que podría resultar intimidante. A ella no le importaba. Mientras que lo hacía, las palabras vagaban por su mente, buscando su significado. Pasaron largos minutos hasta que lo hicieron.
- Jun, Jun Ezomori- repitió, con voz suave de uña pequeña. Algo debió parecerle divertido, pues soltó una risita una vez lo hizo y volvió a repetir su nombre.- Jun, Jun Ezomori.
Se acercó a él dando ligeros saltitos, hasta situarse a su frente. De nuevo, como con su último encuentro con aquella chica peliblanca, la diferencia de alturas era más que notable. Con el chico que tenía en frente lo era aún más, pero ella no parecía intimidada. Al contrario, se acercó a él aun más, hasta quedar a un escaso metro y le dirigió una mirada más penetrante. Había algo en él que le recordaba a la albina, quizás el olor o quizás el instinto, sin embargo era lo bastante fuerte para que ella se percatase. Tampoco le dio mucha importancia. De limitó a dar una vuelta con su andar de conejito alrededor del chico, hasta que volvió a su frente.
- ¿Ayuda? ¿Sabes cazar arañas, Jun, Jun Ezomori?- preguntó con total normalidad, sin abandonar el tono infantil, como si nada hubiera pasado.
Tsumi- Mensajes : 2555
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
Esa chica era como cualquier otra pequeña y linda en apariencia pero habia conocido a suficiente gente como para que algo en mi interior me dijera que habia algo extraño en ella.
- Jun, Jun Ezomori- repitió ella, con voz suave de una niñaña pequeña. Algo debió parecerle divertido, pues soltó una risita una vez lo hizo y volvió a repetir mi nombre.- Jun, Jun Ezomori.
- ¿Ayuda? ¿Sabes cazar arañas, Jun, Jun Ezomori?- preguntó con total normalidad, sin abandonar el tono infantil, como si nada hubiera pasado.
- Bien no sere un experto pero supongo que con eso podre ayudarte - le dije sonriendo tranquilo- Hay una en ese agujero ¿no?, la atrapare para ti- le dije y camine hacia la pared alcance el agujero sin demasiados problemas y saque a la araña de ahi- Era esto lo que buscabas , ¿no?- le pregunte y extendi la mano sin dejar que la pequeña araña escapara- aqui la tienes, por cierto basta con que me llames Jun, ¿Cual es tu nombre?- le pregunte.
- Jun, Jun Ezomori- repitió ella, con voz suave de una niñaña pequeña. Algo debió parecerle divertido, pues soltó una risita una vez lo hizo y volvió a repetir mi nombre.- Jun, Jun Ezomori.
- ¿Ayuda? ¿Sabes cazar arañas, Jun, Jun Ezomori?- preguntó con total normalidad, sin abandonar el tono infantil, como si nada hubiera pasado.
- Bien no sere un experto pero supongo que con eso podre ayudarte - le dije sonriendo tranquilo- Hay una en ese agujero ¿no?, la atrapare para ti- le dije y camine hacia la pared alcance el agujero sin demasiados problemas y saque a la araña de ahi- Era esto lo que buscabas , ¿no?- le pregunte y extendi la mano sin dejar que la pequeña araña escapara- aqui la tienes, por cierto basta con que me llames Jun, ¿Cual es tu nombre?- le pregunte.
Jun Ezomori- Mensajes : 112
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
Aquel chico no pareció intimidado por su comportamiento, como solía pasar, lo cual le resultaba curioso a la pelirroja. De hecho, reaccionó con mucha serenidad e incluso se ofreció a capturar la araña, logrando lo que ella no podía conseguir: arrancar la araña de su escondrijo y volvérsela a poner en su alcance. De pronto, una sonrisa de infantil felicidad se dibujó en sus labios cuando aquel pequeño bicho apareció en una de las manos del chico, que entonces él tendió hacia ella para que pudiera atraparlo.
Con cuidado, casi con cariño maternal, levantó su pequeña mano y atrapó al animal, teniendo el cuidado suficiente para no rozar la piel del chico. No le gustaba el contacto superfluo, y todo contacto era superfluo para algo que no fuera explorar o matar. La cogió por una de las patas y la dejó en su otra manita, agachándose entonces al suelo.
- A-ri-ga-to- canturreó en dirección al chico, aunque con la vista fija en su presa. Permaneció durante un rato contemplando la araña, hasta que de pronto la volvió a coger por la pata y se la arrancó. Por su postura, Jun no podía verla, pero en su cara había aparecido una mirada cruel, acompañada por una retorcida sonrisa.- Los juguetes que no sirven... han de ser destruidos- susurró con tono acerado, en voz muy bajita, no por evitar que el muchacho la escuchara, sino por puro gusto, antes de continuar desmembrando a la arañita desobediente.
Junto cuando aquel bichito ya no era más que una bola, el chico habló. Preguntaba por algo. Por su nombre. Eso hizo que en su rostro se pintara una expresión de perplejidad, borrando todo el sadismo, que perduraba cuando alzó la mirada y enfocó al muchacho.
- ¿Mi nombre?- preguntó con un tono dulce, que apenas tenía nada que ver con el que había utilizado segundos antes.- No tengo, no lo recuerdo.
Con cuidado, casi con cariño maternal, levantó su pequeña mano y atrapó al animal, teniendo el cuidado suficiente para no rozar la piel del chico. No le gustaba el contacto superfluo, y todo contacto era superfluo para algo que no fuera explorar o matar. La cogió por una de las patas y la dejó en su otra manita, agachándose entonces al suelo.
- A-ri-ga-to- canturreó en dirección al chico, aunque con la vista fija en su presa. Permaneció durante un rato contemplando la araña, hasta que de pronto la volvió a coger por la pata y se la arrancó. Por su postura, Jun no podía verla, pero en su cara había aparecido una mirada cruel, acompañada por una retorcida sonrisa.- Los juguetes que no sirven... han de ser destruidos- susurró con tono acerado, en voz muy bajita, no por evitar que el muchacho la escuchara, sino por puro gusto, antes de continuar desmembrando a la arañita desobediente.
Junto cuando aquel bichito ya no era más que una bola, el chico habló. Preguntaba por algo. Por su nombre. Eso hizo que en su rostro se pintara una expresión de perplejidad, borrando todo el sadismo, que perduraba cuando alzó la mirada y enfocó al muchacho.
- ¿Mi nombre?- preguntó con un tono dulce, que apenas tenía nada que ver con el que había utilizado segundos antes.- No tengo, no lo recuerdo.
Tsumi- Mensajes : 2555
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
La mire un poco mientras se giraba ocultaba lo que hacia de mi entonces repondio mi pregunta diciendo que no tenia nombre.
- Vaya... asi que no tienes nombre -pense un poco- entonces como debo llamarte no creo que sea la unica vez que necesites ayuda o si?, yo no tengo mucho que hacer por aqui asi que podria ayudarte a algunos "juguetes" para tu diversion despues de todo es poca la gente que merece la pena el resto solo es basura desechable- dije con brillo sadico en mis ojos- lo siento lo siento me desvie del tema en fin como deberia llamarte?- le pregunte con una sonrisa.
- Vaya... asi que no tienes nombre -pense un poco- entonces como debo llamarte no creo que sea la unica vez que necesites ayuda o si?, yo no tengo mucho que hacer por aqui asi que podria ayudarte a algunos "juguetes" para tu diversion despues de todo es poca la gente que merece la pena el resto solo es basura desechable- dije con brillo sadico en mis ojos- lo siento lo siento me desvie del tema en fin como deberia llamarte?- le pregunte con una sonrisa.
Jun Ezomori- Mensajes : 112
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
La pequeña seguía con su juego. Había encontrado un extraño placer en aplastar el cuerpo de la araña entre sus dedos y ver como poco a poco salían las pocas entrañas que podían haber en ese pequeño ser. Sin embargo, no se había ausentado del todo, porque ese chico era raro. No tenía miedo, no mostraba incomodidad por sus excentricidades. La presencia de la albina blanca era muy fuerte en él. Eran parecidos, o al menos frente a esos ojos vacíos lo eran. Sin embargo, la peliblanca quería jugar y él quería ayudar. Ayudarla. Al parecer él era peor que la otra.
- Basura.- Murmuró, ignorando sus preguntar.- Basura, basura, basura. ¿Qué es basura? ¿Qué te diferencia de ella?- preguntó de forma infantil, dulce, casi amable.- La basura es una pieza. Tú eres otra. Y to-o-do esto es un juego. De un viejo loco que se mete en todo- añadió, como si ese dato fuera el más significativo de todos.
Y, de pronto, se echó a reír como una maniaca, hasta que su espalda dio con el suelo y sus ojos empezaron a lagrimear otra vez. Su risa retumbó por los pasillos, creando un eco inquietante que duró varios minutos después de que ella parara.
- Matar es pecado- suspiró, con tono neutro, vacío. Como el de un robot.- Tsumi. Me llamo Tsumi.
- Basura.- Murmuró, ignorando sus preguntar.- Basura, basura, basura. ¿Qué es basura? ¿Qué te diferencia de ella?- preguntó de forma infantil, dulce, casi amable.- La basura es una pieza. Tú eres otra. Y to-o-do esto es un juego. De un viejo loco que se mete en todo- añadió, como si ese dato fuera el más significativo de todos.
Y, de pronto, se echó a reír como una maniaca, hasta que su espalda dio con el suelo y sus ojos empezaron a lagrimear otra vez. Su risa retumbó por los pasillos, creando un eco inquietante que duró varios minutos después de que ella parara.
- Matar es pecado- suspiró, con tono neutro, vacío. Como el de un robot.- Tsumi. Me llamo Tsumi.
Tsumi- Mensajes : 2555
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
- Tsumi eh?, es un buen nombre- dije pensativo- y quien dijo algo de matar?- pregunte con ese brillo sadico de nuevo en mi ojos- es mejor solo verlos retorcerse y oirlos gritar y despues esperar a que sanen asi podras comenzar de nuevo sin tener que buscar juguetes nuevos y cuando te aburras puedes buscar otros asi de facil no crees?- le pregunte y revolvi un poco su cabello- Ademas la basura se diferencia en que solo son pedazos de carne que solo se preocupan demasiado por los demas y fingen que no les importa lo que les pase a ellos eso es lo que hace divertido hacerlos sufrir y verlos llorar y pedir piedad- dije con una sonrisa y una mirada de loco- ver como corre la sangre por tus dedos lentamente y que mejor forma de hacerlo que desangrarlos lentamente- dije y me hice una herida en la mano para que saliera sangre y empezo a danzar una aguja de sangre en la palma de mi mano- y que mejor que una de estas para verlos sufrir y desangrarse lentamente- le dije mirandola.
Jun Ezomori- Mensajes : 112
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
Se quedó acariciando los restos de la araña mientras formaba en su rostro un gesto pensativo con el que aparentaba escuchar al muchacho, que había emprendido un soliloquio que se basaba en la maravillosa idea de la tortura moderada y la reutilización de cadáveres. En realidad le escuchaba a medias, aunque sus ojos estaban fijos en ese rostro que tomaba aires sádicos por momentos. A veces descifraba las palabras y otras las dejaba pasar, porque la forma de brillar de aquellos ojos al referirse a los gritos le llamaba más la atención.
No obstante, su modus operandi cambió una vez que el propio Jun se hirió la mano para formar un arma con su propia sangre, realizando una aguja que bailoteaba ligeramente en su palma conforme se creaba. Entonces, se puso en pie y se acercó con total naturalidad, apoyándose sobre sus puntillas para inclinarse a mirarla.
Tras varios minutos de contemplación, escuchando sus divagaciones sobre hacer desangrar a la gente, estiró la mano y tocó aquella arma con suavidad, como si quisiera asegurarse de que era real. En realidad, lo hizo para -después de recorrerla con los dedos- pincharse el dedo con el borde. No tenía especiales motivos para ello, pero de pronto había sentido esa necesidad. ¿Instinto de supervivencia, desconfianza, simple sadismo? Nada de ello estaba claro en su mente. Sin embargo, sus labios se curvaron en una sonrisa cuando una gotita de su sangre cayó en la palma del chico. Entonces, se llevó el dedo herido a los labios con lentitud, para saborearse a sí misma.
- Es más mejor usar y desechar- repuso, de nuevo con aire infantil.- Para que los gritos se mantengan vivos siempre. Porque al final todos se acostumbran a la tortura. Al final todos dejan de sentir el dolor...- alzó su dedo y, erguiéndose todo lo que podía sobre sus puntillas, le tocó la frente.- Esto es blandito. Esto está vivo. Esto a veces hace cosas que no debería. Como romperse- concluyó, esbozando su sonrisa más grande.
No obstante, su modus operandi cambió una vez que el propio Jun se hirió la mano para formar un arma con su propia sangre, realizando una aguja que bailoteaba ligeramente en su palma conforme se creaba. Entonces, se puso en pie y se acercó con total naturalidad, apoyándose sobre sus puntillas para inclinarse a mirarla.
Tras varios minutos de contemplación, escuchando sus divagaciones sobre hacer desangrar a la gente, estiró la mano y tocó aquella arma con suavidad, como si quisiera asegurarse de que era real. En realidad, lo hizo para -después de recorrerla con los dedos- pincharse el dedo con el borde. No tenía especiales motivos para ello, pero de pronto había sentido esa necesidad. ¿Instinto de supervivencia, desconfianza, simple sadismo? Nada de ello estaba claro en su mente. Sin embargo, sus labios se curvaron en una sonrisa cuando una gotita de su sangre cayó en la palma del chico. Entonces, se llevó el dedo herido a los labios con lentitud, para saborearse a sí misma.
- Es más mejor usar y desechar- repuso, de nuevo con aire infantil.- Para que los gritos se mantengan vivos siempre. Porque al final todos se acostumbran a la tortura. Al final todos dejan de sentir el dolor...- alzó su dedo y, erguiéndose todo lo que podía sobre sus puntillas, le tocó la frente.- Esto es blandito. Esto está vivo. Esto a veces hace cosas que no debería. Como romperse- concluyó, esbozando su sonrisa más grande.
Tsumi- Mensajes : 2555
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
-¿Se rompe? -le pregunte extrañado mirandola- No lo creo, yo creo que simplemente se libera de toda esa falsa moralidad que todos dicen tener y que no son mas que mentiras- dije mientras hacia bailar la aguja entre mis dedos- Todo seria mejor si a todos les gustara ese bonito color rojo que sale de las personas- dije mientras clavaba un poco la aguja en mi palma y empezaba a brotar un poco de sangre- Todo seria mejor si estuviera pintado de este color no crees?- le pregunte mirandola.
Jun Ezomori- Mensajes : 112
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
El continuaba con su juego. Ella con el suyo, haciendo que la siguiente gotita que saliera de su mano girara de forma perezosamente, con la vaga figura de un circulo, aunque nada demasiado definido. Todavía no estaba de humor para ello. En cambio, miraba de un lado a otro, en busca de algún entretenimiento desconocido, mientras él continuaba divagando.
De vez en cuando captaba alguna palabra y podía formar, más o menos, cómo iba su discurso. Entonces, una vez que él se quedo callado y ella dio por sentado de que había hecho una pregunta por el tono de voz y las palabras que había captado por el aire, decidió responder... después de varios minutos con la mirada fija en el suelo, como si intentara atravesar el concreto con la mirada.
- Hay muchos tipos de roto- se limitó a responder vagamente a su primera cuestión.- Aunque sí, todo sería más hermoso si fuera rojo- coincidió, esbozando una sonrisa infantil.
Su mirada volvió a vagar por el aire, dejando el silencio brotar de nuevo. Sin embargo, no duró mucho.
- ¿Pintarías tu el mundo de ese color? - preguntó, repentina y bruscamente, aunque sin mirarle.
De vez en cuando captaba alguna palabra y podía formar, más o menos, cómo iba su discurso. Entonces, una vez que él se quedo callado y ella dio por sentado de que había hecho una pregunta por el tono de voz y las palabras que había captado por el aire, decidió responder... después de varios minutos con la mirada fija en el suelo, como si intentara atravesar el concreto con la mirada.
- Hay muchos tipos de roto- se limitó a responder vagamente a su primera cuestión.- Aunque sí, todo sería más hermoso si fuera rojo- coincidió, esbozando una sonrisa infantil.
Su mirada volvió a vagar por el aire, dejando el silencio brotar de nuevo. Sin embargo, no duró mucho.
- ¿Pintarías tu el mundo de ese color? - preguntó, repentina y bruscamente, aunque sin mirarle.
Tsumi- Mensajes : 2555
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
- Quiza... no lo se depende de si encuentro suficientes juguetes a los cuales quitarle la pintura- dije mirando a mi alrededor- Estarias dispuesta a ayudarme a pintarlo asi?- le pregunte.
Jun Ezomori- Mensajes : 112
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Re: Pasillos, arañas y caprichos
Una parte de su cabecita puso en marcha su imaginación, creando imagenes extrañas sobre cosas rojas no identificadas. Sin embargo, otra parte permaneció en tierra -a su manera, claro-, en parte por el hecho de ver sangre y por que la aguja seguía en la mano del otro. Ella podría ser insconsciente y bastante loca, pero seguía siendo un animal y los animales tenían un instinto de supervivencia muy claro. Y por supuesto, el suyo estaba más desarrollado de la cuenta, o al menos todo lo que lo está en un psicópata. Por eso, parte de ella escuchaba sus palabras, si bien no se molestaba en mirarle.
Hasta que la invitó, de forma indirecta, a "pintar el mundo" no alzó la vista, dejando de lado sus alucinaciones. Y sólo lo hizo para ver su cara mientras volvía a estallar en carcajadas por segunda vez en aquel encuentro, aunque esa vez no acabó en el suelo. Se limitó a dejar que muchas lágrimas salieran de su rostro, extravagantes como su risa, una mezcla entre risa de maniaco y risa infantil. Pasaron largos minutos antes de que ella parara, pero cuando lo hizo su rostro húmedo adquirió un cariz dulce.
- Yo solo estoy dispuesta a jugar- pronunció con tono de infantil reproche, mientras volvía sus ojos al agujerito de las arañas.
Hasta que la invitó, de forma indirecta, a "pintar el mundo" no alzó la vista, dejando de lado sus alucinaciones. Y sólo lo hizo para ver su cara mientras volvía a estallar en carcajadas por segunda vez en aquel encuentro, aunque esa vez no acabó en el suelo. Se limitó a dejar que muchas lágrimas salieran de su rostro, extravagantes como su risa, una mezcla entre risa de maniaco y risa infantil. Pasaron largos minutos antes de que ella parara, pero cuando lo hizo su rostro húmedo adquirió un cariz dulce.
- Yo solo estoy dispuesta a jugar- pronunció con tono de infantil reproche, mientras volvía sus ojos al agujerito de las arañas.
Tsumi- Mensajes : 2555
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